El estudio de Séralini de 2012 [1] probó los efectos a largo plazo del maíz transgénico NK603 (diseñado para sobrevivir a la aplicación del herbicida Roundup) y el Roundup, de Monsanto. El estudio utilizó 200 ratas divididas en diez grupos, cada uno con diez machos y diez hembras. El maíz transgénico por sí solo se probó en tres grupos en un 11%, un 22% y un 33% de la dieta total. En otros tres grupos se probó maíz transgénico rociado con Roundup durante su cultivo en las mismas proporciones. El Roundup por sí solo se probó en tres grupos, administrado a través del agua ingerida en tres dosis diferentes. La dosis más baja correspondía a la contaminación presente en algunos tipos de agua corriente, la dosis intermedia al nivel máximo permitido en EE.UU. en alimentos para animales, y la dosis más alta a la mitad de la concentración de Roundup utilizada en la agricultura. La dieta de los controles contenía un 33% de maíz no transgénico y agua potable normal.

En los machos tratados, los órganos afectados con más frecuencia fueron el hígado y los riñones, y las muertes se debieron principalmente a enfermedades hepáticas y renales. La congestión hepática (del hígado) y los focos necróticos (áreas de tejido muerto) fueron entre un 2,5 y un 5,5 más frecuentes en todos los grupos de tratamiento que en los controles. La actividad de la enzima hepática gamma-glutamil transferasa se ​​incrementó hasta 5,4 veces en los grupos alimentados de maíz transgénico con Roundup, un posible signo de toxicidad.

En todos los tratamientos, para ambos sexos, el 76% de los parámetros alterados estaban relacionados con el riñón. En las hembras tratadas aumentaron los iones de sodio y cloruro en la orina. Estos mismos iones disminuyeron en el suero, al igual que los niveles de fósforo, potasio y calcio. La depuración de creatinina en la orina disminuyó en todos los grupos de tratamiento en comparación con los controles hembra.

En las hembras, el equilibrio andrógenos/estrógenos en suero se vio afectado por los tratamientos con maíz transgénico y Roundup. En los machos alimentados con la dosis más alta de Roundup, los niveles de estrógenos aumentaron a más del doble.

Ningún animal en los grupos de control mostró signos de tumores hasta los 14 meses, frente al 10-30% de las hembras tratadas, a excepción del grupo que consumió la mayor proporción de maíz transgénico con Roundup. Al 24º mes, el 50-80% de las hembras en todos los grupos de tratamiento había desarrollado tumores, con hasta tres por animal, mientras que solo el 30% de los controles habían sido afectados.

Mientras que el 30% de los machos y el 20% de las hembras de control murieron antes de alcanzar el tiempo medio de supervivencia, hasta el 50% de los machos y el 70% de las hembras murieron prematuramente en algunos de los grupos que contenían el maíz transgénico.

Enlace al estudio (en inglés): http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0278691512005637

 

Referencias

1. Séralini, G. E., et al. (2012). Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize (Toxicidad a largo plazo del herbicida Roundup y el maíz transgénico tolerante al Roundup.) Food and Chemical Toxicology 50(11): 4221-4231.