El artículo del Profesor Séralini es muy interesante, ya que ofrece resultados sobre los efectos a largo plazo para la salud de ratas alimentadas con maíz Roundup Ready y Roundup. Este tipo de investigación no se había realizado nunca antes durante un periodo tan largo, a pesar de que los cultivos modificados genéticamente son, directa o indirectamente, parte de la dieta de un porcentaje cada vez mayor de la población humana. La salud de cientos de millones de personas está en juego.

Detrás de los cultivos transgénicos se sitúan varias empresas con gran poder económico e influencia. Estas generan propaganda masiva a escala mundial, tanto para presionar a las autoridades gubernamentales a que autoricen los cultivos transgénicos como para relajar la regulación tanto como sea posible. Todo el mundo recordará que estas empresas incluso han acusado a quienes recomendaron cautela a la hora de propagar estos cultivos de ser responsables de la muerte de millones de personas en los países pobres.

También conocemos el famoso argumento de que millones de personas llevan comiendo cultivos transgénicos desde hace años sin que se hayan observado efectos sobre su salud. La debilidad de este argumento es considerable, ya que en EE.UU., el país donde se han consumido la mayoría de los cultivos transgénicos durante más tiempo, el consumo de estos cultivos no se distingue del consumo de cultivos no transgénicos. Al mismo tiempo, descubrimos a diario nuevos problemas de salud complejos que resultan muy difíciles de entender, de diagnosticar y de curar, pero que, en términos globales, se pueden vincular a cambios en el entorno y el estilo de vida, incluida la dieta.

El debate científico sobre el método aplicado por el Profesor Séralini y sus resultados es normal y positivo. Pero la descalificación a priori y ofensiva tras la publicación constituye una nueva demostración de los métodos que las empresas poderosas están dispuestas a usar para defender sus beneficios.

El trabajo del Profesor Séralini también cuestiona la certeza arrogante de los científicos que a menudo tienen conflictos de intereses con estas empresas y que han adoptado una posición ideológica favorable a los OMG. Estos no admiten ninguna duda acerca de las bondades de la biotecnología. Si los resultados del Profesor Séralini son tan claramente erróneos, les será fácil demostrarlo reproduciendo sus experimentos con un método experimental más sólido. Dedíquense a eso, en lugar de a insultarlo [a Séralini]. El principio básico de la ciencia es la posibilidad de demostrar que un resultado es falso, si lo es.

Michel Ferry, investigador del INRA, Francia